Ha empezado una nueva etapa de mi vida. Y en parte estoy decepcionada.
Romantizamos durante tantos años la residencia, que ahora que ha llegado, la realidad nos recibe con un jarro de agua fría.
No se si será el COVID19 o será que cuanto más altas son nuestras expectativas, más difícil son luego satisfacerlas.
Además, ahora mismo unicamente puedo sentir miedo. Miedo a lo que nos deparan los próximos meses, miedo a no poder seguir el ritmo, miedo a no aprender lo suficiente...miedo a las agujas.
Eso es un poco broma, pero solo un poco. Porque la realidad es que tengo una analítica para medicina del trabajo el jueves y estoy acojonada. Y por si fuera poco creo que tengo algo malo, así que tengo que ir en los próximos días al médico, para ver qué puede ser y la incertidumbre no me deja descansar. Mientras que no llegue el día de ir, no estaré verdaderamente enferma, pero cuando salga de allí, ya no habrá vuelta atrás, llevaré la etiqueta, creo que para siempre.
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