Creo que es importante en esta vida, reconocernos cuando estamos mal y cuando estamos bien.
No reconocer al mundo cómo nos sentimos, si no más bien, ser capaces de vernos en el espejo o recordarnos en el pasado y admitir ante nosotros mismos lo mal que estamos... o lo bien.
Hace poco hice balance del año que llevamos, me paré a pensar en cómo me encontraba hace unos meses y en cómo me encuentro ahora. Hasta la gente que me rodea lo ha notado.
Hace unos meses estaba al borde de la medicalización.
Noviembre, diciembre y enero, han sido sin duda alguna meses muy malos.
He tenido otras épocas duras, pero ninguna como esta.
El problema principal creo que se encontraba, en que en otras ocasiones, cuando me sentía mal, o me pasaba algo malo, tenía la capacidad de sacudir el cuerpo, sacarme la tristeza, y seguir adelante. A pesar del llanto, del malestar, de la tristeza, siempre encontraba la manera de superarlo y seguir, de mejorar o de perdonar. Cuando lo del MIR, la pandemia, o lo que paso hace tantos años con mi ex... pero esto no, porque esto era un porrazo a mi propia existencia y estaba bloqueada.
Y te preguntarás ¿ qué paso hace unos meses para que te encontraras así?, pues eso es lo peor, que no pasaba nada realmente, al contrario.
Era una de las principales sensaciones que tenía, con Miguel estaba bien ( mejor que bien, menos mal que lo he tenido a mi lado y nuestra relación es suave, amable y pacífica, si no a lo mejor si que habría reventado del todo), mi familia bien, tenía trabajo, dinero, mis amigas cerca de mí y aún así no podía respirar, no podía ser feliz.
Después de muchiiiiiisimo reflexionar descubrí qué era lo que me estaba hundiendo, el lastre que tanto me pesaba y del que no sabía como desprenderme: LAS PUTAS GUARDIAS DE PUERTA DE LA CALETA.
Sé que ahora nos podemos reir de esto, pero he estado a punto de dejar la residencia por ellas, solo por ellas. Me llegué a plantear que no quería ser médica, que ese estilo de vida no lo quería para mi... pero claro, ¿cómo solucionas tu miedo a ir a tu trabajo, la ansiedad anticipatoria, el dolor físico?
Todo lo demás era perfecto, pero esto me hacía infeliz...
Gracias a dios lo peor ha pasado. ¿Cómo lo he solucionado? pues eso es lo más triste de todo, con dinero. El dinero que me gastaba en el psicólogo, lo invertí en vender las guardias de puerta, y aquí estoy, renovada, feliz, tranquila y despreocupada. MANDA COJONES, que luego digan que el dinero no da la felicidad.
Pero por eso quería escribir, quería reconocerme, quería ser consciente de que ahora duermo mejor y llevo desde enero sin llorar y es que durante esos meses, llegaba llorando a casa con pánico por si había matado a alguien.
¿Y sabes de verdad, de verdad, de verdad lo más triste de todo, incluso que lo del dinero? que se me daba muy bien. Mis residentes pequeños, con los que he estado en consulta no entienden por qué las vendo, no entienden lo que les digo porque para ellos soy de las mejores (no es presumir es repetir lo que me dicen), la residente mas completa, siempre alegre y amable con los pacientes sean las 15:00 de la tarde o las 3 de la mañana, nadie cree lo que les cuento sobre mis pesadillas y mis nauseas, sobre que no como ni duermo cuando estoy de guardia por el pánico...y ahora es cuando entiendo que las personas que están muy mal, no siempre son las que están tristes o deprimidas a veces simplemente fingimos un aplomo que no sentimos una seguridad de la que carecemos.
Así que bueno, aqui estamos, en julio, ahora lo que de verdad necesito es irme de vacaciones, irme al paraíso ese que tenemos rentado en Villanueva del Trabuco y que llegue septiembre, a empezar Miguel y yo nuestra pequeña nueva aventura...mientras, me voy de guardia. =)
PDT: antes del Villanueva, tengo que sobrevivir a Roma, odio viajar en avión...
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