miércoles, 6 de abril de 2022

Feliz en mi rutina.

 Me da miedo en ocasiones, lo rápido que pasa el tiempo.

Ha llegado ya abril. He terminado con mi rotación de pediatría, después de 3 meses que me parecían eternos. Recuerdo que empecé con un miedo tremendo, sobrepasada por la responsabilidad y el  pánico.

Y ahora estoy aquí. Al otro lado del espejo.

Siempre he pensado en lo fácil que sería todo si nuestros yos del futuro pudieran darnos un pequeño parte sobre cómo están yendo las cosas allí, al otro lado de la adversidad.

No haría falta que nos dieran ningún dato concreto, solo un pequeño asentimiento, un pequeño guiño que nos confirmara que todo al final, iba a salir bien. ¿Os imaginais cómo viviríamos las cosas, con la certeza de que lo superaríamos todo, incluso lo que parece que nos va a llevar a la tumba?.

Supongo que yo aprovecharía la información para disfrutar un pelín mas del camino, que en ocasiones se me pasa de largo, cuando voy tan concentrada en mi día a día para no tropezar con mis propio pies.

Ahora comienza otra etapa nueva y dura, muy dura. Y me da coraje vivir anclada en el deseo de que llegue otro momento. Que lleguen las vacaciones, que llegue el final del r2, que llegue noviembre. Debería desear mas bien que el tiempo se ralentizara aunque fuera un poco y que me permitiera disfrutar algo mas de los momentos presentes en los que me parece que no soy feliz, pero que estoy convencida que mi yo del futuro ve como los mejores dias de su vida. La perspectiva es una zorra traicionera.

Parece que fue hace dos semanas cuando Miguel volvió del pueblo, y ahora debe partir de nuevo. Me consuelo pensando que solo será una semana, pero la realidad es que con lo rápido que pasa el tiempo a su lado, a veces siento vértigo por lo corta que se nos va a hacer la existencia, uno al lado del otro. Y quiero, no solo pensar en lo feliz que fuí, si no en la realidad del momento.

Aqui estoy, recién salida de una buena guardia, sentado los dos en la mesa del comedor, estudiando cada uno lo suyo, desayunando, con el sol frio de esta ola de invierno en pleno abril, sin otra cosa que hacer que reirnos de los chistes malos de la vida y decidir que vamos a cenar esta noche. Y aunque parezca simple, aunque parezca rutinario, esto tambien es felicidad y quiero ser consciente de ella, antes de que sea tarde.


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