martes, 22 de enero de 2019

Reflexiones navideñas atrasadas.


Vuelvo a las andadas.
Tengo esta extraña propensión siempre, a escribir a altas horas de la madrugada cuando mi verdadera responsabilidad es otra bien distinta. Debería estar estudiando.
Pero no he podido evitar hacer mi frecuente análisis de conciencia.
Muchas veces, cuando el cansancio me asola, y creo que todo va mal, paro a reflexionar como estaba yo hace un año.
Normalmente esto, siempre me sirve para motivarme.
La vida, hace un año y medio, era un completo desastre, o quizás no.
Mi vida hace un año y medio, era el típico primer capitulo de serie adolescente americana.
Chica abandonada, perdida y sola.
Ya no soy más esa persona.
He descubierto miles de cosas durante estos días.
Hace tiempo, habría dicho que lo mas importante que me había pasado, era Miguel. Ahora tampoco soy esa clase de ser humano.
Lo mejor que me ha pasado, ha sido la paz.
Todos los aspectos de mi vida (toquemos madera) son armoniosos, dentro de su loca imperfección. Soy un desastre como siempre, tengo que estudiar, como nunca, sigo profesionalmente estancada, y profundamente enamorada.
¿Qué es lo diferente ahora? que todo está en su sitio. Y la paz, es abrumadora.
Echo de menos a Miguel, la distancia es... dura.
En múltiples aspectos siento una sed insaciable, que solo podrá curarse el día que regrese, menos mal que queda poco.
Con él, incluso en la distancia, todo es suave, placentero, armonioso... ¿Es por que llevamos poco tiempo? quién sabe.
Yo ya no pienso en tiempo, solo anhelo su vuelta para poder estar de nuevo completa.
He crecido más en este año y medio, que en toda mi vida. He comprendido que lo que no se cuida se rompe, que lo que subestimas te destroza, y que lo que buscas jamás te encuentra.
Solo tienes que parar de desear para que lo que siempre habías esperado este ahí, incluso aunque tu no lo sepas.
La ausencia de ira, de dolor, de gritos, de angustia, de mentiras... eso no tiene precio, y mas vale la soledad que un solo día viviendo con ello.
No volveré a caer en la absurda idea de que el amor puede con todo.
El amor, lo es todo, te ayuda a crecer, a mejorar, a sobrellevar el tedio de la vida, a reír, y a disfrutar.
El amor no es algo por lo que haya que luchar, es algo que te acompaña cada mañana y te arrulla todas las noches, y cuando despiertas, medio dormida, y sientes que eres feliz, aun sin recordar por completo que es lo que te causa dicha plenitud, es realmente el momento en el que te das cuenta, de que el amor es el mejor compañero para tu vida.
Eso es lo que Miguel me hace sentir, pero no solo el, es lo que me hace sentir mi familia, lo que me hacen sentir mis amigos, mis éxitos y mis sueños.

Y no, no olvido que la vida es una mierda, y que las dificultades surgen de debajo de las piedras, pero hoy, en este instante, un año y medio después de un infierno del que creí que nunca saldría puedo decir que soy feliz...

Veremos a ver cuánto dura... =)


No hay comentarios:

Publicar un comentario