¿Algo que nos empuja a remar duramente a pesar de los miedos, la comodidad y el viento?.
A pesar del riesgo que corremos al amar nuestro destino, es este amor y no otra cosa, lo que nos permitirá seguir vivos a pesar de los sinsabores, por eso no debemos rendirnos, se debe seguir paso a paso, metro a metro, segundo a segundo avanzando. Cuando lleguemos a la meta ese amor tan puro y pasional será correspondido, con el triunfo mas grande a la verdad, y a la necesidad.
Si no, seremos cadáveres andantes en una sociedad que fluye en los años como un río lento, de aguas estancadas, sin vida alguna entre sus movimientos y tenues olas, como muertos hinchados por la humedad, arrepentidos de nuestras decisiones pero incapaces de mover ni un solo músculo en pos de nuestra felicidad.
Es lo que el sino nos depara por no seguir nuestro destino.
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