Han sido unos meses de sensaciones muy marcadas dentro de la dicotomía de la felicidad y la tristeza, la tranquilidad y la ansiedad, el cielo o el infierno.
Me pregunta la gente cómo estoy y les contesto que genial con un rictus en la cara. Me obligo a parar, a explicar. Estoy muy contenta pero eso no es lo único que siento, la ansiedad y el miedo rigen tanto esos instantes que aunque quiero agarrarme a mi suerte y disfrutar de ella me cuesta muchísimo.
Pero hay que disfrutar de lo bueno aunque sea en un segundo. No todo va a recubrirse por la pátina de la incertidumbre.
He terminado la residencia. He pasado 7 días de especialista en paro. Mañana empiezo a trabajar de adjunta. En la misma zona donde me eduqué. En el centro de salud donde fui residente... tu entiendes la suerte que es eso?
Pero supongo que es inevitable que el monstruo verde del síndrome de la impostora me machaque recordándome que no se absolutamente nada y que a quién se le ocurre dejar un cupo a mi cargo...
Quiero de verdad mantenerme anclada un poco mas en la emoción, las ganas y la alegría de haber conseguido esto tan increíble. Y no dejarme llevar por todo lo malo y pesimista que es inevitable en mi día a día.
Por lo demás han sido unos meses extenuantes de trabajo, sin mucho descanso, con un Miguel que estudia y trabaja y que disfruta cada día de lo que hace ( es una envidia sana de copón, pero es inevitable pensar lo diversas que son las experiencias laborales)
Una realidad medica que me tiene angustiada y preocupada en el día a día y que no consigo salir del todo de ella (en unas semanas tengo una cita de resultados y me parece flipante que toda esta mierda siga a nuestro alrededor).
Ha empezado septiembre y para mi es mas renovador que el año nuevo, es cuando empieza el curso escolar y cuando un mundo de posibilidades se abre frente a nosotros...ojalá salga renovada y no escalabrada de la experiencia.
fdo: tu adjunta de referencia...o no